Proyecto: Eixo
Ano: 2017
Financia: IRPF
Mediante la puesta en marcha de este Proyecto tratamos durante el año 2017 atender a familias con el fin de mejorar la calidad de vida y bienestar de las mismas; en concreto, de los menores en cuyo seno se han producido o producen acciones violentas. Para ello, pusimos en marcha acciones tanto a nivel individual como grupal. Todas estas acciones se realizaron de forma coordinada con otras entidades públicas y privadas (Punto de Encontro de Santiago, Trabajadoras Sociales, CIMs y Educadoras Familiares del Ayuntamiento de referencia de la familia, Colegio de Psicólogos y su Programa de Atención a la mujer víctima de violencia de género). Las acciones llevadas a cabo fueron: Servicio de Asesoramiento y Acompañamiento Socio-sanitario, Servicio de Información y Acompañamiento Familiar, Talleres de Prevención de la Violencia (“Viajando hacia el Buen Trato”) y Terapia de Juego (orientado a los menores), Sensibilización y Acompañamiento al voluntariado implicado en el Proyecto.
Resultados
Se ha podido atender a 35 familias, y 25 de ellas (y sus hijos/as) iniciaran un proceso de cambio y mejora.
A través de la puesta en marcha de este Proyecto, podemos decir que, se dieron múltiples impactos a lo largo del año 2017 el más significativo en las familias; que se han visto acompañadas para tomar decisiones difíciles, al mismo tiempo que un lugar donde sus dudas eran habladas y entendidas así como ver una salida a sus dificultades. Han podido experimentar el respeto hacia su proceso y sus tiempos, eso hizo minimizar su estrés.
La intervención se vió reflejada en sus hijos/as, es decir, unos niños/as y adolescentes muchas veces olvidados y víctimas de malos tratos y/o abusos. Para ellos, se crearon espacios en los que se han podido sentir respetados, entendidos y donde experimentar el “buen trato”, el afecto, la seguridad y protección. Espacios donde han podido fortalecer tanto sus capacidades personales como las potencialidades sociales. Hemos podido ver cómo los niños, niñas y adolescentes han podido disfrutar con los técnicos y voluntarios/as de un entorno altamente humanizante, afectivo y respetuoso donde se les ha reconocido como personas legítimas, al tiempo que se les ha apoyado en su descubrimiento de la realidad injusta de su situación, devolviéndoles la confianza en sí mismos y en las relaciones interpersonales. Todo ello se ha reflejado en la disminución de su agresividad y enfado, sentir que “pueden” llegar a sus compañeros/as y/o adultos con otro tipo de actitudes, que pueden llegar a hacer cosas que antes no se atrevían, etc.
Hemos podido ver el impacto que todos estos cambios producían en el entorno más cercano de las familias atendidas (familia cercana, colegios, amistades…) lo que produjo; por un lado, nuevas peticiones de atención (el “boca a boca”) de familiares y/o amistades y, a la vez, interés de los colegios de referencia de los menores atendidos demandando asesoramiento psicoeducativo para trabajar con estos menores de forma más eficaz. Todo ello produjo una sinergia de fuerza y cambios positivos para las familias y sus hijos/as.
El impacto, en cuanto a la sensibilización e incidencia hizo que otros institutos y colegios, de la zona, se interesasen por las charlas sobre prevención de la violencia y manejo de la misma. Todo ello también provocó un aumento de nuestras redes de contacto.