«La oferta era tentadora: ganar entre 400 y 600 dólares diarios. Las víctimas generalmente tenían el mismo perfil. Mujeres atractivas entre los 20 y 30 años de edad, de estratos bajos y, casi todas, madres solteras. Los lugares en donde las buscaban eran principalmente ciudades o pequeños municipios del Eje Cafetero, Valle y Antioquia principalmente.

La mayoría fueron abordadas en salones de belleza, gimnasios  centros comerciales y, principalmente, por redes sociales. Les decían que saldrían de la pobreza y ganarían esa cantidad de dinero diario simplemente por trabajar en bares al otro lado del mundo. A pesar de que el asunto sonaba sospechoso muchas aceptaron.

Desde sus pueblos de origen las llevaban hasta Bogotá. Allí visitaban una agencia de viaje en San Andresito en donde entregaban sus documentos para iniciar los trámites para el viaje. Un par de días más tarde estaba a bordo de un avión llenas de ilusiones y con muchas horas de vuelo por delante.»

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